domingo, 10 de febrero de 2008

Una entrada pendiente

Como me sabe mal no cumplir con lo dicho, os cuento "mi noche en la ópera" aunque como me pasa últimamente lo cuento cuando ya ha pasado bastante, pero a ver de que me acuerdo:

Me pudo la envidia. Andaba mirando en unas páginas como se hace para votar desde aquí, cuando me encontré el blog de otro español donde contaba que acababa de ver la ópera Pagliacci en el McCaw Hall. No me pude resistir y ver si habían entradas aún...teniendo en cuenta que sólo quedaba una semana de actuaciones...pues sí, había, así que me lié la manta la cabeza y me saqué una entrada.

Siendo mi primera vez en la ópera, y tratándose de la obra que tiene el "vesti la giubba" como momento estelar, pues la verdad es que me hacía mucha ilusión, que diablos, me encanta ese aria.

Una vez más, la primera impresión, que no sorpresa, me la dió la gente de Seattle, una vez más.

Aquí, en general, la gente en la ópera va un pelín más "cool" que a diario, pero ni dios se corta a la hora de ir, por ejemplo, en zapatillas de deporte, aunque seas una viejecita con visón. La comodidad es la comodidad, que diablos.

Pero hablemos de ópera.

Pche, pche

Por un lado el "vesti la giubba" vale por toda la obra, y que se haga corto no es culpa sino del autor, que se le va a hacer.

Pero el montaje este en concreto, tiene unas cuantas partes que no hacen sino interrumpir y romperle el ritmo a la obra, en mi modesta opinión. Si la ópera te parecía corta, pues oye elige otra, pero meter de relleno una especie de actuación "balletico-circense-conceptual" que dura más que algunas arias no me parece solución.

No voy a meterme en si cantaban bien o no, de eso no se, y teniendo en cuenta que la grabación que más he oido de ella es la de Carusso, pues no creo que fuera justo...

Pero la verdad, había momentos muy buenos. Me gustó en especial el tipo que hacía de Tonio (Gordon Hawkings, ver foto) que estaba dándolo todo y clavó el "la comedia e finita" del final de un modo que se te ponían los pelos de punta.
En fin, resumiendo, no ha sido algo que vaya a cambiar mi vida, pero estuvo bien.

Memorable, eso sí el momento de aturullamiento de Mr. Carlos al pedir una copa de vino en el descanso...

¿cómo se pronuncia Burdeos en los US, si en Francia se dice "bordó", y en España "burdeos"...?

La respuesta de mi confusa materia gris fue soltar la frase entera en francés, para luego, algo más rojo, decirla en español, y finalmente rendirme y decir en inglés: "One of those"....
...penoso, muy penoso. Mierda de plurilingüismo...

2 comentarios:

Awell dijo...

Jajaja eres único. Lo que hubiese dado yo por ver la escenita del vino. Otra buena anécdota rodiniense para contar.

En cuanto a la opera, y que me perdonen los aficionados, 120 minutos de tortura para cuatro de gloria, no gracias.

Pongamos como ejemplo al viejito Wagner. Si estamos escuchando Los Maestros Cantores y empieza a las siete, tres horas mas tarde miras el reloj y son las siete y diez.

Y es que ver a un tenor bajito y afeminado, con una espada y un plumacho más grandes que el, intentando conquistar a una soprano sobredimensionada y con cuernos, nunca me ha parecido realista.

Sólo tienes que ver a Hitler, salió pitando a invadir Polonia.

Nannerl dijo...

A mi lo que me sorprende es que programen sola a "I Pagliacci", porque es muy cortita y si quieren alargarla a la fuerza van a molestar.

Yo la vi en el Real y me gustó muchísimo... obviamente "ella" era María Bayo (¿gorda?, ya no se lleva eso en las sopranos...) y a mi me encanta su voz, además de que en escena lo hace genial; él no recuerdo quién era, pero me sorprendió el color de su voz: ¡parecía un barítono y no un tenor!, lo cual me gustó porque no me pega que el protagonista sea un jovenzuelo.

Y en general, a esa ópera la tengo muchíiiiisimo cariño (y ya sabes por qué) :)) Entra dentro de las que iría a ver siempre que la pusieran (si la economía no me pone pegas, claro).

Lo de tu anécdota con el idioma... pues... Jejejejeje, no sabes cómo te entiendo :))