sábado, 15 de septiembre de 2007

Viaje: 2ª parte, por fin

Bueno, bueno, aquí de nuevo, mucho que contar y poco orden en la cabeza...je je

A ver lo primero es resumir el resto del viaje, allá va:

Amsterdam

Aquí tengo que volver, la ciudad no tiene desperdicio.
Nos quedamos a dormir en una zona más bien a las afueras, tranquilita, con jardincillos y parque a los lados de los canales. Había leído por ahí que no estaba mal quedarse fuera del centro y así ir en tranvía para ver un poco más de la ciudad, no sólo el casco más típico. Cierto, cierto. Te mete en el ambiente del sitio ir en los tranvias viendo como la peña sube y baja, va a currar, a la compra...está bien. Eso sí, la próxima vez me quedo por el centro, para aprovechar más el rato ;)

Los bordes de los canales van pasando de verdes y bucólicos en el extrarradio a superpoblados de esas casitas estrechas que tienen allí, con una polea en lo alto para hacer mudanzas...si, es uno de esos detalles en los que jamás me hubiera fijado si no voy con mi ama y señora...debe ser que como estamos vendiendo el piso tiene lo de la mudanza en la cabeza...ji ji.

La primera pista de como piensan estos hijos de Lutero la tuvimos cuando entramos en una especie de catedral y vimos que la habían convertido en museo-sala de conciertos....¡que bonito!
Como no, lo que más llama la atención de Amsterdam son las bicis: hay mogollón y son viejíiiisimas en general. Debe ser para que nadie te la quiera robar. Y respecto a lo de que para frenar haya que pedalear para atrás....bueno, me lo podían haber advertido y me ahorraba el acojosusto que me levé al lanzarme a bajar una cuesta nada más alquilar una bici...no, no es una sensación agradable buscar los frenos en el manillar en medio de un descenso...y hay que añadir que esta peña es muy alta, y claro, las bicis no son para hispanos paticortos como yo.

Y bueno, que hay que ir: paseitos por el canal; sentarse en una tarbernilla a ver que cervezas tienen; el museo de Van Gogh; descubrir que las bicis tienen prioridad; ver como una yankee adolescente se tapaba los ojos y murmuraba "I can't belive it, I can't belive it" por una calle del barrio rojo, intentando no mirar a las del interior de los escaparates...lo dicho, hay que ir.
Pero había que seguir viaje, así que seguimos:

Brujas:

Muy mona, muy coqueta, muy cultural, todos te hablan bien de ella...tal vez por eso me pareció un poco...¿sosa?...no, se, me gustan los sitios con un poco más de vidilla. Me recordó un poco a Salzburgo en pequeño. Pero es bonita, eso sí. Lo que pasa es que verla después de Amsterdam, pues no tiene tanta gracia. En fin, yo creo que para pasar unos días tranquilo en plan parejita está bien.
Voy a poner una fotuca que hizo la Cris y que le mola mucho, para hacerle la pelota:
(viene a ser lo que ella llama "callejón con encanto")

Y seguimos ruta por la costa en dirección a España....
Ya empezamos a ver ciertas cositas que eran parte de lo que queríamos ver en este viaje....bueno, vale, lo quería ver yo... ¡¡¡salgamos del armario friki!!!

Es Ostende...lo que no me esperaba es que estos bunkers que pasé de largo iban a ser de los mejores conservados que hay en toda la "muralla atlántica"...si lo sé me quedo un rato.

Dunkerke:

Vaya, primera ciudad con algo de chicha histórica en la 2GM y no hay na de na...
Paramos, miramos la playa, comimos algo, otro vistazo y a seguir ruta...que decepción

Calais:
Parar a dormir aquí fue fruto de una confusión entre mi chica y yo...es lo que tiene organizar un viaje con uno en Madrid y otro en Seattle. Cada uno pensaba que era el otro el que quería parar...cosas que pasan.
¿sabéis cuando vas a un sitio del que no esperas nada y de repente descubres que es genial?
Pues Calais no es así.
Para colmo el hotel era...bfff... y encima lo estaban reformando....ya le mandaré las fotos a los de tripadvisor (como hicimos en Bruselas, por cierto, que el hotel era tan cutre que cancelamos la segunda noche y nos cambiamos...ahí está mi opinión en la susodicha página....)
Pues eso, que Calais es una ciudad más, más bien menos. Y encima no hay sino una playa como de los 50, no se, muy raro...

Pero no hay que desanimarse...nos pusimos ciegos a cenar mejillones a la marinera y al día siguiente...¡rumbo a Caén! esa no puede fallarme.
Y por el camino, comer en Le Havre. De ésta baste decir que dimos una vuelta con el coche a ver que merecía la pena ver...y acabamos comiendo en un centro comercial...pues eso.

Ah, eso sí, que descubrimiento: El puente de "Normandie" chulo a más no poder

Douville y Truoville quedaban por el camino, y tenían su encanto. Tenían pinta de ser zonas de veraneo de famosetes de los 60-70...chaletitos, barcos y playa.


Bueno, vale por hoy, pero en breve: "un friki en las playas del desembarco"

"no se vayan todavía, aún hay más... y no olviden supermineralizarse y supervitaminarse"
(ya es raro que con ese tipo de consejos dados por un ratón volador no saliera adicta a las pastillas mi generación, ¿no?)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien, bien, bien;

Ha molao el relato de la capital cultural del mundo. (Cultural en el sentido etnográfico normativo, aclaro).

Una puntualización teológica. Los holandeses del norte, profesaban la fe calvinista, más en concreto la Iglesia Reformada y la Nueva Iglesia Reformada. En el sur, gracias a los tercios, siguen siendo fieles a Benito. Los descendientes de Abraham, pululaban a miles por las bohardillas allá por los años 40. De Lutero, algún sobrino habría, pero los menos.

Saludos de un ateo positivo.